DORIS LESSING MIRA LA MAQUINARIA DEL RELOJ

Posted by javier on Mon, 10/20/2008 - 21:59 in

Título: Un hombre y dos mujeres.Autora: Doris Lessing.Editorial: Seix Barral. Doris Lessing, hija de diplomáticos ingleses, nació en Persia en 1919, pero sus padres se vieron trasladados, como representantes del imperio británico, a la antigua Rhodesia racista cuando ella tenía cinco años, y allí transcurrió su infancia, su juventud y parte de su madurez. Aquel mundo tan injusto la hizo nacer para el compromiso social y para la literatura. Si la sociedad británica de la isla conceptuaba a todos los británicos que vivían en las colonias como paletos, ella veía a Inglaterra desde fuera conociendo el monstruo del imperio desde dentro. Adoptó la militancia comunista y antirracista como respuesta y fue expulsada del país por sus compatriotas. Así se vio trasladada a Inglaterra donde publicó sus primeras obras; en ellas observa la educación, las aspiraciones sociales, los prejuicios, el peso de lo establecido, el conformismo, el miedo, ... y gana la atención de los lectores y el respeto de la crítica con cada una de sus obras: “Canta la hierba”, “Hijos de la violencia”, “El cuaderno dorado”, “Diario de una reina”, “Si la vejez pudiera”, “La buena terrorista”, “El quinto hijo”, y sus libros de cuentos “La costumbre de amar” y “Un hombre y dos mujeres”. La autora, una gran maestra del decir mucho con pocas palabras, elige en éste “Un hombre y dos mujeres”, mira la maquinaria del reloj y queda expuesta su mirada de tal modo que vemos los detalles que alumbran el objeto narrativo. Doris Lessing adopta el mismo nombre para las protagonistas de sus cuentos, así cada uno de los conflictos que presenta vemos que atañen al conjunto del género femenino. Son mujeres a las que se las educa para comportarse de modo servil, mujeres que despiertan en el rol en que se las ha metido y ven la trampa con horror, mujeres que siendo felices en su trabajo se ven acosadas por novios, amantes y maridos para que lo abandonen y se queden en casa a servirles con la consiguiente dependencia, mujeres que “encuentran” su “salida” en ser amantes fieles y competir entre ellas hasta que se ven abandonadas. Doris Lessing sigue el rastro a los antecedentes, pone la lupa en aquello que da forma social, limpia de retórica su exposición para que se vea claramente lo que quiere decir. Su punto de vista en la literatura choca tanto con el tratamiento dado por los escritores a escenas similares, estoy recordando “Allá en Michigan”, de Hemingway, o “La dama del perrito”, de Chejov, dos cuentos magníficos, que le hace ver a uno cómo los que no se sienten afectados por un conflicto no van a mirar nuca hacia él. La exposición que hace la voz narrativa, fría, distante, objetiva, y la intervención de los personajes en diálogos que manifiestan los puntos de avance, cede inmediatamente el terreno al lector para que viva y tenga que optar. No hay condescendencia, hay cuestionamiento. Alguien interpretó esa distancia, frialdad y ese cuestionamiento como pesimismo, y cuando le preguntó si su obra era pesimista, ella contestó: “mire vd. , yo no tengo buena opinión de la vida”. Que es distinto.Ramón Pedregal Casanova.