El franquismo fue un régimen de naturaleza fascista

Posted by dmaranon on Tue, 07/01/2008 - 00:07

 

Mirta Núñez Díaz-Balart nace en una familia marcada por la historia. Su madre, Mirta Díaz-Balart fue la primera esposa de Fidel Castro por lo que es hermana (por parte de madre) del único hijo "oficial" de Fidel Castro. Su carrera como historiadora comenzó en 1983, al obtener la licenciatura en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid con la tesina La Prensa de las Brigadas Internacionales. En octubre de 1988 leyó su tesis doctoral, La prensa de guerra en la zona republicana durante la Guerra Civil española (1936-1939), dirigida por José Altabella Hernández. Actualmente, es profesora titular en el Departamento de Historia de la Comunicación Social, en la Universidad Complutense.

Fotografía de Mirta

 

EDUARDO GARCÍA ROJAS

Usted ha dedicado parte de su trabajo al papel de las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil española. Sin embargo, ¿qué hay de realidad y de mito en torno a este grupo de voluntarios?, ¿fue determinante su papel durante el conflicto?

-Las Brigadas Internacionales nacieron como respuesta política y social al aislamiento del gobierno legítimo español, nacido de las urnas el 16 de febrero de 1936. El aislamiento conllevó el embargo de todo tipo de pertrechos militares para su defensa frente a la guerra desencadenada

por el golpe de estado militar del 18 de julio de 1936. Sus integrantes levantaron la bandera de "La solidaridad de los pueblos frente a la insolidaridad de las naciones", lo cual es muy explícito de esa voluntad de apoyo desde la base de la sociedad. Este ejemplo de solidaridad ha existido contadas veces en la historia y ello despierta los mitos. Uno de esos mitos es que las Brigadas Internacionales "salvaron" Madrid frente al asedio de las tropas del ejército de África. La caída de Madrid como capital del Estado hubiera implicado el triunfo de los militares sediciosos. El pueblo madrileño y sus organizaciones creadas sobre la marcha de los acontecimientos, las milicias- fueron las que respondieron en esa situación crítica que situamos en torno a noviembre de 1936. Sin embargo, la entrada de los voluntarios de las Brigadas Internacionales, cuyas primeras unidades se acababan de formar, marchando por la Gran Vía, uniformados, representando ese apoyo internacional que le había vuelto la espalda a la España democrática, significó un fulgor moral para reforzar la resistencia. Si tomamos en cuenta que las cifras comúnmente aceptadas sobre las Brigadas que las cuantifican en 35.000 hombres y algunos centenares de mujeres en Sanidad, no pueden sustituir la realidad de la defensa numantina de la legalidad constitucional por parte del pueblo español y, en aquellas circunstancias, con un eje fundamental, en el pueblo de Madrid. Luego su aportación para esa defensa de Madrid fue determinante en el ámbito moral y muy importante en el terreno militar, tanto en Madrid como en la batalla del Jarama o en la del Ebro, siempre "al lado" no "en lugar de".

-También ha estudiado el modelo de destrucción tanto física como moral en los campos franquistas pero, ¿ha detectado similitudes con los campos de concentración nazis?

-La existencia de campos de concentración en España durante la Guerra Civil y la inmediata posguerra es conocida en el ámbito académico -y de las víctimas que sobreviven- donde hay que señalar la aportación fundamental de la obra de Javier Rodrigo. Hay, tanto en el régimen franquista como en el nazi una voluntad de aniquilación tanto física como moral del enemigo. En el caso nazi, el progreso científico técnico les permitió industrializarlo. En el caso español, era una maquinaria más rudimentaria, que utilizaba el hambre, el apaleamiento, la incertidumbre para doblegar, someter y avasallar a aquellos que fueron vencidos. Se fusiló a miles y miles de personas y se realizó una labor de doma respecto a las restantes, lo cual evidencia muchos puntos en común.

-Y en este sentido, ¿cómo reflejaba esta realidad, la del mundo carcelario franquista, la propaganda oficial del régimen?

-La realidad de las cárceles era utilizada por la propaganda del régimen para justificar la represión haciendo ver a la población que, si estaban allí era porque estaban expiando un delito pero también un pecado, pues la Iglesia se encargaba de bendecir y colaborar con esta situación. Paralelamente, durante los primeros años de la posguerra, aparecían ocasionalmente en revistas fotos de consejos de guerra militares aplicados a civiles que habían apoyado, en alguna medida, al régimen anterior y además, aparecían noticias de fusilamientos de personas relevantes. Todo ello tenía una función disuasoria respecto a la población restante a la que se le venía a decir: "si no queréis acabar igual no os metáis en política. El Caudillo de España, por la gracia de Dios, velará por vosotros".

-Y sus consecuencias sociales, ¿y en concreto en la infancia y la prostitución del momento?

-La infancia era un vehículo para mostrar la caridad del régimen con los hijos de los vencidos aún cuando, como sabemos, el empobrecimiento a que se les condenó era la causa de que existiesen miles de niños hambrientos en las calles y otros tantos tenían a sus padres en las cárceles o fusilados.

-Otra de las líneas de su investigación es la prensa republicana. ¿Cuál fue su papel durante la guerra?, ¿qué periódicos destacaría? ¿Y a qué periodistas? Y una última cuestión, ¿hubo represión a los periodistas en Madrid?

-En el territorio bajo la legalidad republicana se mantuvo una continuidad de los medios que existían en el periodo de paz. Muchos de los grandes periódicos informativos de masas continuaron saliendo. Sin embargo, la situación de guerra y la progresiva escasez de papel fueron erosionando su calidad y la riqueza de sus debates. La represión de los periodistas no sólo en Madrid si no procedentes de todo el territorio leal fue dramática y llevó a muchos al paredón, al exilio o, en el mejor de los casos, al ostracismo, pues no hubo ninguna voluntad de integración.

-El canario Elfidio Alonso fue director del ABC republicano durante la Guerra. ¿Qué destacaría de la labor que desarrolló este diario durante el conflicto?

-El ABC republicano mantuvo su calidad gráfica e informativa durante la mayor parte del periodo de guerra en circunstancias muy difíciles. Elfidio Alonso, al que tuve suerte de conocer en las Jornadas sobre Periodismo y periodistas en la Guerra Civil, tenía como gran orgullo que cuando cayó la capital, se le devolvió a la empresa todo, sin menoscabo alguno del inmueble, la maquinaria y todo la empresa. El trato que recibieron fue, a pesar de ello, de enorme dureza.

-Para usted, ¿cuál es la "naturaleza" o definición de la dictadura? ¿Cuál su postura en ese debate historiográfico?

-El franquismo fue un régimen de naturaleza fascista y tradicionalista durante el periodo de guerra y hasta el final de la II Guerra Mundial. El triunfo de los aliados y el posterior patrocinio por Estados Unidos llevaron al régimen a desvestirse lo más rápidamente que podía de esos ropajes. En su lugar se buscaron otros nexos con el mundo de los vencedores: el anticomunismo y el cristianismo común.

-¿Se puede cuantificar la represión en Madrid a quienes fueron leales a la II República?

-Antonio Rojas Friend y yo hicimos un estudio allá por el año 1997 titulado Consejo de guerra. Los fusilamientos en el Madrid de la posguerra (1939-1945) (Madrid, Compañía Literaria, 1996) que es un libro casi inencontrable. En él sacamos a la luz los fusilados por consejo de guerra, en el Cementerio del Este, hoy de La Almudena, con nombres y apellidos, día y lugar de ejecución, además de un estudio, a partir de las fuentes de entonces, sobre lo ocurrido. Entre ellos estaban las conocidas como 13 Rosas, de las cuales verificamos-cuando entonces no estaba determinado- quiénes eran, su número exacto (pues entonces tampoco se conocía exactamente), edad e integrantes de la causa militar. Hasta hoy es la única de carácter científico sobre Madrid pero, ya aclaramos en su momento, que es una investigación sobre los ejecutados bajo una apariencia de legalidad. Estamos seguros que se fusilaba, tanto legalmente como irregularmente, en otros lugares de Madrid. Las puertas están abiertas para nuevos estudios.

-Cómo experta, ¿Le parece necesaria la Ley de Memoria histórica?

-Sí, por supuesto. Era necesaria desde los inicios de la Transición pero entonces se le dio prioridad a otros intereses. Creo que es un paso importante aunque desleído. Se debía haber declarado nulo todo el aparato jurídico del franquismo, se debía haber echado andar una ley de fosas como la aprobada recientemente en Cataluña para que dicha misión se llevase de oficio, con carácter oficial pero, con todas sus limitaciones, es una ley importante.

-¿Y qué opinión le merece que ahora los familiares de las víctimas del bando vencedor pidan una revisión de la misma?

-Aunque estoy contra la política de falsa equiparación que se quiere aplicar en todos los casos, por ignorancia o mala fe, habría que dar a conocer que durante cuarenta años se les reconoció, se les indemnizó y apoyó a las que fueron consideradas víctimas del llamado "terror rojo". Hay que decir, para poner las cosas en su sitio, que la República en cuanto reconstruyó el Estado en el transcurso de la guerra, denunció públicamente cualquier represión y la rechazó de forma contundente, logrando su casi total desaparición. Pero, si aún hoy quedase alguna fosa del periodo de guerra en zonas bajo dominio republicano, si aún quedase alguna familia que no obtuvo en ese largo periodo el debido reconocimiento de víctimas, por supuesto que se debe proceder a todo ello.

- Ya no suena como hace unos años pero durante un breve periodo se produjo un fenómeno revisionista de la Guerra Civil que, curiosamente, tuvo gran éxito de público. ¿Por qué cree que surgió esta corriente? ¿Y a que achaca ese éxito de público que recibió?

- La corriente revisionista nace por intereses políticos que son los que le dieron apoyo mediático y además, le ofrecieron toda la infraestructura para la distribución de sus productos en los grandes almacenes, por periodos poco habituales para los autores académicos. Pienso también que mucha gente estaba deseosa de leer y oír aquello que había oído en su casa, en los manuales escolares y todo aquello que divulgó el aparato de Estado franquista durante cuatro décadas. Ese público existe y encuentra lo que busca.