HORA DE SABER.

Posted by javier on Mon, 10/20/2008 - 19:16 in

Título: Disidencia y subversión.
Autor: Pere Ysás.
Editorial: Crítica.

Se ha hablado mucho de la transición. Se ha hablado poco de lo que dio lugar a la transición. Como en tantas otras cosas en España lo anterior deja de existir en la memoria. El ser humano pierde parte de ser humano cuando no le asiste la memoria. Esa frase de “Pueblo que no conoce su Historia está condenado a repetirla” adquiere entidad entre nosotros. Ha salido “Disidencia y subversión. La lucha del régimen franquista por su supervivencia, 1964-1975”, visión general sobre esos años que da fe de las dificultades de la resistencia democrática al fascismo, en la que participaban estudiantes, obreros, intelectuales, algún sector de la iglesia y población en general, organizados algunos en partidos políticos que eran entonces solo de izquierda. El libro contiene información que sorprende, no tanto porque no se supiese de los planes del franquismo como porque se nos muestran documentos originales. Se repasa la situación en la Universidad, los enfrentamientos entre estudiantes y la policía de entonces, las vueltas y revueltas del fascismo para recuperar las aulas a base de decretos y policía, así como el papel de los intelectuales, reuniones, escritos de protesta al gobierno y algo que debe subrayarse: un tal Camilo José Cela que se ofrece de chivato del franquismo dentro del campo de la intelectualidad, asiste a las reuniones y asambleas y pasa informes sobre cuantos están presentes, opiniones de unos y otros y como se puede forzar a algunos a abandonar sus posiciones; en sus escritos al Ministerio de Información sobre los 102 asistentes a una asamblea decía cosas como “eran perfectamente recuperables, sea mediante estímulos consistentes en la publicación de sus obras, sea mediante sobornos”. Entre otros asuntos Cela proponía la compra de libros a ciertos autores para favorecerlos, o hacerles contratos de edición en alguna editorial, que colaboraba con el franquismo, y si era preciso que se crease al efecto, aumentándoles el porcentaje a percibir para ganárselos, consiguiendo así que se desprendiesen del germen de protesta. Parece que esta información la sacaron sus congéneres de Galicia cuando en el momento del cambio democrático buscó hueco para presentarse como un demócrata. No es el único caso que muestra el libro, otro es el de Rodolfo Martín Villa, el libro trae documentos en los que Martín Villa analiza la situación política por la que se pasa y da algunas orientaciones para que el régimen se conduzca lo mejor posible en ese momento. Encontramos entre estos documentos listas de intelectuales que considera peligrosos: directores de cine, y críticos, personas hoy conocidísimas como Antonio Artero, Pedro Alea, Juan Antonio Barden, Víctor Erice, Carlos Saura, Elías Querejeta, Francisco Molero, Vicente Molina Foix, etc. etc. Hay directores de teatro, actrices, pintores, músicos, dice Martín Villa que hay hasta quinientos escritores y periodistas peligrosos, y da una lista de 139 que van en orden alfabético desde Miguel Ángel Aguilar, periodista, hasta Juan Eduardo Zúñiga, escritor, pero no se detiene ahí repasa lugares proclives a la reunión de los opositores, centros culturales, ateneos, teleclubs, Colegios Mayores. Repasa las tendencias intelectuales, los libros publicados, el papel de Comisiones Obreras, del Partido Comunista, la situación social creada a partir de la Ley Orgánica. El último documento lo dedica a la situación de la iglesia y presenta un listado provincia a provincia del número de curas sospechosos o que participan en la movilización antidictatorial. Martín Villa parece ser que también llevo a cabo una labor parecida a la de Cela entre sectores progresistas, y de ahí pudo obtener información, después fue ministro y finalmente hizo trasbordo y cogió el autobús de la democracia. Aún está entre nosotros, ha estado en la dirección de empresas de electricidad y ahora es directivo de empresas petroleras, es el pago de la derecha franquista por los trabajos realizados. El libro, aunque presenta una mirada global sobre la época, que debemos conocer para saber cómo llegamos hasta el momento en el que estamos, tendría que leerse de manera general, pero más concretamente por los que no vivieron el momento donde tienen sus raíces. 

Ramón Pedregal Casanova