NO A LA TRADICIÓN FRANQUISTA. (1)

Posted by javier on Mon, 10/20/2008 - 14:20 in

Título: Un año con Queipo de Llano.Autor: Antonio Bahamonde.Editorial: Espuela de plata.Los comienzos del fascismo en España son terriblemente duros, muchas experiencias, muchos datos han sido recogidos. Voluntarios, cronistas, escritores, historiadores, han dado el ejemplo ético que se merecen los defensores de la República desentrañando el hilo de la Historia, sacándole del olvido impuesto por el fascismo. Aún falta mucho para reconstruir lo sucedido y hacer que sus enseñanzas lleguen a quienes no lo vivieron. Habrá que seguir haciendo memoria, descubriendo nuestra identidad, denunciando a quienes tratan de ocultarla, y exigiendo que se haga justicia y se anulen los juicios fascistas a los defensores de la legitimidad democrática, republicana, que se indemnice a los presos y familiares de desaparecidos, que el Estado se implique en la localización de fosas e identificación de los cuerpos, y que se eliminen los símbolos fascistas. La sociedad que defienden quienes legislan es, por sus propuestas, una sociedad que está en contra de todo principio moral y de justicia. La sociedad que quieren no es una sociedad respetable, y los ciudadanos tenemos que ser exigentes con el derecho a la justicia, es un principio, porque un gobierno que difunde y defiende el incumplimiento de la justicia promueve, edifica, extiende, un sistema de abuso social, una sociedad sin moral de justicia, que en su desenvolvimiento, favoreciendo a los poderosos enemigos de la democracia, acabará ahogando todos nuestros derechos, será una sociedad corrupta en sus pilares, y ya tenemos mucha corrupción entre nosotros por lo mismo. Ustedes acostumbran a prometer y luego a falsear lo prometido, ha traicionar a las gentes del pueblo que les han dado su esperanza. No podemos buscar acogida en sus palabras porque sus palabras traicionan. Ustedes hacen dejación de lo humano porque niegan el uso de la razón a quienes defendieron la justicia social. Ustedes, voluntariamente, conscientemente, se postulan como gentes sin ética ni moral, defienden la ley del más fuerte, la del que se justifica para saltarse los derechos sociales y marginar la ética y la justicia, corrompen y enseñan a corromper conciencias.Si el fascismo era condenable ¿no lo son quienes, con poder de legislar, tratan de hacer pasar por inamovible lo que los fascistas hicieron para imponerse?. Hay un libro, que en realidad son tres, tres escritos de autores distintos en un solo tomo, que recogen lo ocurrido en Andalucía, lleva por título: “Un año con Queipo de Llano. Memorias de un nacionalista”, uno de los tres es el que da nombre al único tomo, su autor es Antonio Bahamonde. Hay que señalar que los otros dos, “Noches de Sevilla”, de Jean Alloucherie, y “El infierno azul” de Edmundo Barbero”, no aparecen anunciados en la portada, ¿por qué?, tendría que responder la editorial.Antonio Bahamonde era un alto funcionario de los golpistas que accedió a diversos puestos por su pertenencia a la clase alta de la sociedad sevillana y por sus amistades. Fue su sensibilidad humana la que le creo problemas en su conciencia. Hombre profundamente religioso que tenía asumido el respeto para con los demás, al margen de las diferencias, lo que le llevó a abandonar el campo fascista y denunciar las atrocidades que cometían con las clases trabajadoras en general y los republicanos y gentes de izquierda en particular.Hago aquí una parada porque hablando de sensibilidad humana, para llegar a lo expuesto por Antonio Bahamonde debemos cruzar primero el prólogo, y resulta bochornoso que quien lo ha escrito se apoye en autores que tienden un tupido velo sobre lo sucedido para equiparar al asesino y al asesinado, pero no sólo eso sino que sabiendo que el lector se va a encontrar con lo expuesto por los autores, se permite la desfachatez de falsear lo escrito por ellos, por ejemplo lo que se refiere a la marcha de Antonio Bahamonde de la zona republicana al exilio. No digamos cuando hace valoraciones ambiguas sobre la composición de Falange, no le interesan las causas ni lo que es determinante en la organización política, cuáles son sus objetivos y cuál es su dinámica diaria. El prologuista hace un esfuerzo continuo de inducción a través de ambigüedades, para el lector, quiere que vaya a pensar en “algo” que en ninguno de los tres libros se dice, el prologuista no habla claro porque tendría que ahondar, mucho más de lo que hace, en la falsedad, y sabe que cuando el lector pase las páginas se va a encontrar con lo que los autores muestran como vivencias no como elaboraciones. En el prólogo nos encontramos con frases sacadas de contexto, asuntos personales, tratamientos de “buenos y malos”…, lo que habla más del prologuista que de lo contado por los autores en los tres libros. Por ejemplo Antonio Bahamonde se refiere a la pérdida de dirección de Falange en los siguientes términos: “Hoy la Falange no es nada ni cuenta para nada. Ya ha cumplido su misión de asesinar a los españoles. Los déspotas le han dado el puntapié, que ha recibido con mansedumbre”. Y el prologuista ha dicho: “La misión de asesinar a los españoles la cumplió FE de las JONS junto a todos los otros grupos de uno y otro bando”. Equiparar el atacante al atacado, el asesino al asesinado, es culpabilizar al demócrata por defender la democracia, es culpabilizar a los republicanos que defendieron la legalidad frente a los fascistas, que dieron un golpe de Estado.Aun así no importa cuando tenemos el libro, los tres libros, delante, pues con su lectura conoceremos de primera mano y en detalle lo ocurrido, y comprenderemos que el prologuista miente con toda la desvergüenza del mundo, tal y como hacen los falsificadores de la Historia.Después de esa lectura, llama la atención lo escrito por los editores que en su día publicaron el libro de Antonio Bahamonde: “Las Ediciones Nuestro Tiempo saben que realizan una labor de aclaración acerca de la realidad de la España invadida”.Antonio Bahamonde fue Delegado de Propaganda de Queipo de Llano tras el golpe militar, permaneció en el cargo durante un año. No pudiendo soportar el horror que le causaban los asesinatos continuos, decidió escaparse, a través de Portugal, a Francia, y de ahí a Sudamérica: “El salir… se debe a mis constantes visitas a los pueblos. En ellos es tan grande la tragedia, son tantas y tan horribles las cosas que he presenciado, es tal la angustia que se apoderó de mi alma al ver continuamente tantísimos niños, solos, desamparados, hambrientos; he visto escenas de una crueldad tan infinita, que al contemplar tanto luto, tantos hogares deshechos, un solo pensamiento me dominaba hasta constituir mi continua obsesión: HUIR, huir lejos; que mi voz clamando justicia para tanto crimen, se alzara en los países libres; que el mundo civilizado se enterase de los procedimientos inauditos, nuevos en los anales del crimen, que se emplean en el territorio mal llamado “nacionalista”.Él, católico que declara: “Mi fe, como tal, es ciega; creo en todo cuanto manda la Santa Madre Iglesia, y lo creo más que si lo viera,… Que unos hombres indignos hayan mistificado la religión, en la zona “nacionalista”, poniéndola al servicio del crimen, no afecta para nada, en lo más mínimo, a la doctrina de Cristo,…”. Antonio Bahamonde es un hombre sensible, en el que ocupa un lugar principal el respeto a la vida, algo que aun hoy no ha sido alcanzado por los tergiversadores de la Historia. El prologuista en su afán de mentir subrayaba que Bahamonde “escapa a América porque tampoco se sentiría a gusto en la zona republicana”. Qué forma más descarada de ocultar lo que el autor dice al respecto: “Al salir de la zona “nacionalista” no he pensado nunca entrar en la zona gubernamental. Salí convencido de que, sin duda de ninguna clase, la guerra sería ganada por los “nacionales”. Sus triunfos continuados, la propaganda realizada, la gran cantidad de material de guerra, alemán e italiano, que yo he visto y los contingentes de tropas que constantemente envían estas naciones, hace que esta convicción mía la tengan todos los que allí habitan”.Ramón Pedregal Casanova.