PRESENCIA LITERARIA DE CHEJOV.

Posted by javier on Mon, 10/20/2008 - 18:57 in

El 2 de Julio de 1904 muere Antón Chejov, el gran escritor ruso que revolucionó el cuento y el teatro. Chejov abrió los nuevos caminos literarios por los que han circulado y circulan las obras de firmas tan respetadas como Catherine Mansfield, Carson McCullers, William Carlos Williams, Ernest Hemingway, John Cheveer, Raymond Carver, Richard Ford, Tobias Wolf y tantos otros. Su obra ha sido editada en España muchas veces mezclando épocas distintas, adelantándonos explicaciones ambiguas o con asuntos de importancia relativa y pocas veces con aspectos relevantes. Recuerdo con nostalgia aquella edición de Aguilar prologada por Juan Eduardo Zúñiga, gran conocedor de la literatura rusa y nuestro mejor cuentista. Si algo caracteriza la obra de Chejov, es el planteamiento que se hace de la duda, como una búsqueda de la que se teme y de la que se espera, y lo lleva a cabo desde su gran poder de concentración del lenguaje, decir lo máximo con las menos palabras posibles. Junto a esto vemos la selección y colocación del detalle que carga de sentido la frase, el párrafo, y el texto en su conjunto. La ruptura que Chejov lleva a cabo con la tradición nos instala en otra forma de mirar, ofrece sus textos sin el principio ni el fin, evita la dramatización, los puntos álgidos, el clímax, para favorecer la observación del caso lo más objetivamente posible, y abandona la narración en el momento en que se intuye un problema mayor, inevitable, un cambio que se avecina y va a poner todo en cuestión. Escribía a su hermano Alejandro: “...las descripciones de la naturaleza han de ser muy breves. Hay que fijarse en los pequeños detalles y agruparlos detal modo, que una vez cerrado el libro, se forme un cuadro ante nuestros ojos.” Para Chejov lo importante no era plantear un problema y resolverlo, sino únicamente plantear un problema. Según él, cuanto mejor consiguiese plantearlo mejor se entendería; de ahí que elabore sus cuentos con una claridad meridiana, con un realismo objetivo que, a causa de la disposición de los detalles y la elección de la forma se convierten en obras de lo que podríamos llamar realismo simbólico. Sostenía que no había que ceñirse a ningún estilo y eso le llevó a emplear recursos novedosos como el silencio y la inacción; pero entendamos esto en los términos que a él le interesaban: por un lado los diálogos interrumpidos y el consiguiente silencio descubren al lector un mundo a interpretar, logrando así que participe, añadiendo, imaginando lo que falta por decir. Por otro lado la inacción, que solo es exterior, pues la acción transcurre en el interior de los personajes, de modo que allí dentro se suceden, y vemos, las transformaciones, que además apuntan a una experiencia que se les viene encima, con ello se nos muestra cómo lo superficial oculta lo profundo. En “La dama del perrito” leemos: “En cada ser humano, la verdadera vida se desarrolla, en su parte más interesante, bajo la protección del secreto como bajo la de la noche. Cada existencia individual esta basada en el secreto...” No debemos olvidar su postura ante el trabajo del escritor, decía que éste “consiste en representar los personajes, las circunstancias y la forma en que estos hablan de Dios, o del pesimismo. El artista no debe ser juez de sus personajes ni de lo que ellos dicen, sino solo un testigo imparcial... los lectores, deberán juzgar. Mi deber... es distinguir lo importante de lo que no lo es, regular la claridad de mis héroes y saber hablar su propio lenguaje.” Se empleaba a fondo en el análisis y en la síntesis de lo que quería contar, de igual manera que se empleaba en el conocimiento científico siempre alimentado por el deseo de progreso; tenía sus raíces en una familia de esclavos, por eso decía que cómo no iba a tener esperanzas en un futuro mejor, si él sabía bien cómo vivió cuando le azotan y la diferencia que había con la vida que llevaba cuando dejaron de azotarle. Su literatura, que nace y se sostiene en esa concepción de la vida, persigue la verdad del Hombre con el fin de que se descubra así mismo, sepa cómo es, nos veamos tal cual somos. En su casa había instaurado la necesidad de la verdead y la necesidad de ser justo; buscaba una vida intelectual y moral elevada. Él, que se hace médico, atiende gratuitamente a todo el que se acerca a su casa y no tiene medios, hace escuelas y algún hospital con su propio dinero. Del estudio de las ciencias le interesa, entre otras cosas, la observación de lo concreto, eso con lo que va a emprender su trabajo literario. Si desea conocer su vida, puede acudir a la lectura de una biografía escrita por Irene Nemirovsky: “La vida de Chejov”, en Editorial Noguer, también encontrará una referencia muy interesante escrita por Gorki como entrada a “El pabellón número 6”, en Editorial Alianza, y puede leer sobre la situación histórica que se daba cuando él vivió y un compendio biográfico sobre su vida, excelente, en el volumen que tiene editorial Cátedra reuniendo sus obras de teatro.Ramón Pedregal Casanova.Profesor de Literatura Contemporánea en la Escuela de Letras de Madrid.