Áltimas conversaciones con Pilar Primo

Posted by dmaranon on Sun, 06/08/2008 - 19:43 in

Título: Últimas conversaciones con Pilar Primo.
Autor: Antonio Prometeo-Moya.
Editorial: Caballo de Troya.

USTED NO VOLVERÁ A SER EL MISMO.

Antonio Prometeo-Moya mantuvo ocho entrevistas con Pilar Primo de Rivera en 1990. En los diez años anteriores a esa fecha la decadencia de lo que se dio en llamar "transición" se había hecho profunda y oscura. Las organizaciones políticas y sindicales o se habían reducido considerablemente y por su labor dejaba que desear, o, hacían lo contrario de lo que la gente, en general, esperaba de ellas. Habían disuelto las organizaciones y habían emborronado sus principios. Habían establecido la transición de modo y manera que se conservaba el aparato del Estado fascista, se negaba el derecho de recuperación de la memoria histórica y con ello la critica política y el desarrollo de los valores democráticos, se dejaba en caída libre la autoestima social y crecía de forma exponencial la desconfianza y el individualismo, la división. El descrédito de las ideas de cambio había dejado el terreno al mercantilismo, al interés único por el día a día y a la sumisión como forma de supervivencia.

Llegados a este punto es muy positivo que la mirada de un escéptico, inteligente y hábil, fijada en un asunto, sea capaz de socavar el pensamiento de quien ha sido primera representante del fascismo, sea capaz, en las entrevistas, de girar sobre sí mismo y volver a la pregunta dura, acometer con parsimonia y separar lo personal de lo político, es un entrevistador preciso y delicado, filtra en la conversaciónes sobre lo personal dudas y ejemplos paradójicos, muestra opiniones en apariencia comunes entre las dos partes para levantar contradicciones, ese es Prometeo-Moya, un entrevistador muy inteligente y un escéptico fruto de la transición. Es un gran conocedor de la Historia de España en el siglo XX y capaz como nadie de acercarse a una figura fascista de gran relevancia, y preguntarle en cuantos registro es posible para después escuchar pacientemente.

Lo cierto es que el libro se puede leer como una novela dialogada, los dos personajes, Pilar Primo de Rivera, Antonio Prometeo-Moya, manifiestan puntos muy distantes, espacios de síntesis, elementos de evolución críticos, tirantes y aclaratorios, así como esos puntos de encuentro ficticio en los que la fascista queda satisfecha y el entrevistador nos traslada una visión que nos deja inquietos, nos levanta de un tirón ante el gran enigma que habita bajo la superficie de lo que hemos vivido, nos incita a desconfiar, nos provoca. Tan solo quienes "creen" que viven en el mejor de los mundos posibles y no lo lean se van a perder esta joya.

Antonio Prometeo-Moya comienza en las entrevistas por esclarecer las diferencias en el sistema de representación política de republicanos y fascistas, diferencias de formas entre nazis, fascistas y falangistas, y a partir de ahí, Pilar Primo se va a ir adentrando en explicaciones sobre sus objetivos políticos, su programa, si puede llamarse así, con respecto a la mujer, su opinión sobre la República, sobre lo imperioso del golpe militar,…, siempre con una ambigüedad que pasma. Sobre su hermano José Antonio ahí no muestra ambigüedad: era un caballero fino y gracioso, un poco escandaloso pero nada recusable, por ejemplo, cuando le pegó a Queipo de Llano ¿una bofetada? ¿con una llave inglesa en la cabeza?, no se sabe bien con qué, no fue nada importante , y además Queipo se lo había buscado por retar a su tío José a un duelo, derivado de una discusión por asuntos profesionales. Prieto, que tildo al dictador Primo de Rivera de ladrón por haber regalado la telefónica a ITT, también se llevó un buen susto, fue otra gracia de José Antonio. Más de estas, amigo lector, en el libro. La historia familiar transcurre por vericuetos sumamente descriptivos: "Teníamos un montón de criados. Llegamos a ser veintiuno, contando niñeras, cocheros, la cocinera…"

Se habla mucho de la Sección Femenina, pero desde una perspectiva poco conocida, su organigrama, en el que pesa el nivel social, la lucha de intereses, las habladurías internas, "esas que se creían corte y no eran más que corte y confección", la participación de los hermanos Primo de Rivera en diversos atentados con resultado de muerte, que la señora primero niega y más adelante se descubre latente la dirección de sus actos, la comparación de falange con los cruzados asumiendo que la propiedad y la violencia van unidas y están santificadas, los diferentes intereses personales dentro de Falange que se traducían en acuerdos con grupos monárquicos, católicos, militares, su concepción de España, la misma que hoy agitan sus descendientes, hoy sin camisa azul, con traje y corbata, como mucha gente, algún detalle de la tradición familiar como el que su madre tenía una plantación azucarera en Cuba y "llegó a tener cientos de esclavos". Y va dando nombres y apellidos de falangistas con actividades terroristas: Larios ¿será quien prepara el brebaje famoso?. Antonio Garrigues-Cañabate y Elena Walker ¿la saga de insignes liberales Garrigues Walker?, si en Falange los apellidos negaban el Estado ahora en el liberalismo los apellidos dicen que el Estado sea lo más pequeño posible; los falangistas de ayer ¿son los liberales de hoy?. El famosísimo Balenciaga vestía novias con yugos y flechas de diamantes. Los responsables de esa bebida espumosa y refrescante alemana llamada Mahou también son nombrados. Y más apellidos famosos que hacen pensar en el por qué emprendieron y llevaron a cabo la guerra, una guerra de exterminio sobre la población trabajadora, ¿usted lo sabe?, son los mismos apellidos que hoy se encuentran en muchos estamentos de poder. Esto es tan pequeño y ellos tan endogámicos que al fin y a la postre nos conocemos todos.

Las preguntas inciden sobre las responsabilidades criminales de actos concretos, Badajoz –plaza de toros-, Valladolid –campo de San Isidro, con asistencia multitudinaria de señoras y señores del lugar "abanicándose y bebiendo refrescos, la banda tocando pasodobles, y en el ruedo los prisioneros republicanos, que caían bajo el fuego de las ametralladoras", en Sevilla a las mujeres con el pelo rapado que barrían las calles y limpiaban locales oficiales y casas de franquistas. Y ella no sabe, no contesta. Pero luego se escurre y habla de la quinta columna, de la labor de las embajadas, pasaportes falsos, armas, dinero, preparación de objetivos, acciones terroristas, y cómo apoyaron los bancos a Franco, y cómo apoyaron los monárquicos a Franco, borbones y carlistas, y llama a los republicanos "chusma", "gentuza", mientras ellos son españoles, y declara que sus incondicionales, la iglesia católica, y los nazis, les abastecían con armas y dinero, y Unamuno y los falangistas "entre ellos el tenor Miguel Fleta, llevaron su ataúd a hombros y Victor de la Serna dio el saludo de honor: "¡Miguel de Unamuno! ¡Presente!". Otro detalle, las gafas negras que hoy enseñan, que hemos visto en Pinochet, en Videla, ya les distinguían. Y ella siempre en competencia con las demás miembros de la Sección Femenina, emplea el término "odio" para referirse a lo que las otras sienten por ella, y vengan descripciones como esta: el nazismo es democracia en su exacto sentido", y más nombres y apellidos hoy famosos, esto es como un pueblo los conocemos a todos, y la revista para "reeducar" a la mujer en la que condesas, marquesas, princesas, gentes de la alta sociedad enseñan sus casas y dan consejos de cómo hay que comer, ir a fiestas y disfrutar de la familia, y el consultorio sentimental de la revista de Falange, las respuestas firmadas por el marqués de Lozoya, Gloria Fuertes o Camilo José Cela, y luego las palabras dedicadas a la preparación de la sucesión monárquica, antes de la guerra, durante la guerra, final de la guerra, restauración de la bandera monárquica, del himno real, aprobación en Consejo de Ministros en los años cincuenta de la Ley de Sucesión, en plena dictadura nombramiento de Juan Carlos como futuro rey de España, condena del régimen en la ONU, como un fogonazo salta una secuencia humorística del mejor Groucho Marx con una serie de fotografías en las que un mismo individuo hace varios papeles a la vez, y la educación de las niñas: adoctrinamiento político-religioso, longitud de las faldas, estudiar no, y ella cobraba 1.000 pesetas al mes y el obrero cobraba 1’50 al día, y se detiene en algo curioso: "- Sí, es verdad". En 1942, ciertos portavoces oficiosos le hicieron saber, se refiere a Franco, "que Hitler estaría dispuesto a restaurar la monarquía en España" (el pobre lector se queda de piedra), y cuenta de hasta cuatro manifiestos: el "de los Veintisiete, otro de ocho generales, el de Lausana y el "de los Quinientos" , "banca, nobleza, universidades, profesiones técnicas, etcétera", esta señora no calla, pidiendo la instauración de la monarquía sucesoria, resume un artículo de un insigne representante del régimen diciendo: "Que a la oligarquía no le interesaba ya tener como tapadera del régimen una ideología que se asociaba con Hitler y Mussolini, y prefería una fachada democristiana", y los robos de niños a las madres en los campos de concentración en Francia, en las cárceles de mujeres, pregunta: "-Había muchas monjas en las cárceles de mujeres?. Respuesta: "-Monjas y religiosas seglares de todas las órdenes: capuchinas, clarisas, carmelitas, mercedarias, adoratrices, hermanas de la caridad… Las monjas les impusieron una disciplina militar que había que verla para creerla. Las tenían bajo llave, incomunicaban las galerías y las hacían desfilar en formación, marcando el paso y a golpe de silbato. Cuando llegamos nosotras, nos agradecieron con lágrimas en los ojos la posibilidad de escapar durante unas horas a la vigilancia de aquellas sargentas."

Si Prometeo-Moya ha ido intercalando textos propios entre las ocho entrevistas, situando al personaje en la paradoja, en el abismo distante del mundo en que a su pesar vive, en la proyección personal traicionada por sus compañeros, finalmente le ofrece una mano a la que agarrarse, el entrevistador hace una declaración de escepticismo, de incredulidad en lo que hay instalado como representación política y del Estado, y ella por su camino falangista, habiéndose declarado monárquica, roza el lenguaje general del escéptico, con tono y modo condenatorios fascistas.

Y una apreciación última de Prometeo-Moya con la que se van a estrellar las mujeres de hoy, le dice a Pilar Primo: "a mi madre no la engañaron. Ella quiso ser ama de casa". ¿Cómo encaja aquí la presión social, la inducción cultural, la educación, la familia, el entorno que da modelos de comportamiento, y más en aquellos años?.

Dos asuntos que han servido de excusa para conversar amistosamente y hacer más llevaderas las entrevistas -Prometeo-Moya aduce la enfermedad de su hijo y su situación laboral delicada- terminan rebelándose como metáforas, la fiebre del hijo subraya los altibajos de las conversaciones y del franquismo, y al final la fiebre baja, desaparece, aunque se nos advierte: "puede que deje secuelas". Por lo que se refiere al trabajo actual del entrevistador, profesor con contrato que se termina en poco tiempo, y él mismo no sabe que ocurrirá, es una imagen de la actualidad, inquietante.

Al terminar, el lector se va a sentir cambiado, ya no va a ser el mismo que empezó, quizás se pregunte si han hablado del lugar en el que él vive.

Sólo puede decirse del libro: sorprendente. No se lo pierda.

Ramón Pedregal Casanova.