EL DESCUBRIMIENTO DE LO CONOCIDO.

Posted by javier on Mar, 10/21/2008 - 12:42 in

Título: El río del olvido.Autor: Julio Llamazares.Editorial: AlfaguaraLa literatura de viajes es un abanico de muestras sobre las diferentes formas de hacer la vida: Odisea, Don Quijote, El corazón de las tinieblas, Wakefield, Ulises, … nos cuentan el aprendizaje y el reconocimiento del animal humano.En la literatura también encontramos narraciones de viajes hacia atrás: Viaje a la semilla, de Carpentier, La flecha en el viento, de Martín Amis, Matadero Cinco, de Kart Vonnegut, en Las trece rosas, de Jesús Ferrero, hay un capítulo con esa escritura, …; cuantos viajes, cuantos tipos de viajes.Julio Llamazares nos ofrece la lectura de un viaje por los paisajes de su infancia, pueblos remotos en los que entramos con sus sentidos. Leer “El río del olvido”, título de éste libro ahora reeditado, es hacer un viaje de re-conocimiento con el autor por aquellos lugares a los que volvió a finales de la década de los años 80 del siglo XX siguiendo el curso del curso del río Curueño. El río Curueño cruza el corazón de la montaña leonesa, ahora casi deshabitada, contexto de narraciones como “Luna de lobos”, novela emblemática de la guerrilla en España.“El río del olvido” es un viaje hacia los lugares donde ha vencido la hora, lugares que se encierran poco a poco y el mundo los desconoce. Julio Llamazares se acerca a las gentes que habitan ese mundo, gentes que no han sido absorvidas por la ciudad. La emigración despobló aldeas y pueblos casi en su totalidad, y quienes se quedaron, hoy, son ajenos a la dinámica urbana en todas sus medidas.El autor recorre con una mochila al hombro, en la que lleva algunas latas y poco más, lugares que atraerán a cualquier lector, y si no ha nacido entre desfiladeros de ladrillo le harán registrar en su propia memoria. En su lectura encontrará usted bosques, cuevas, picos y valles, por donde los personajes de “Luna de lobos” habitaron. Encontrará la historia real de Eufemiano Díaz González, enterrado en vida durante diez años después de la guerra para que los asesinos de tantos otros republicanos no sumasen un muerto más, y cuya imagen de enterrado vivo aparece en “Luna de lobos”. Cuando se entregó fue conducido a León ante el juez. La noticia de su llegada a la estación del ferrocarril había corrido y le esperaban gentes cuya imaginación estaba inflada por el régimen militar; nos cuenta él mismo, Eufemiano: “ … gritaban: “¡Miradlo! ¡Miradlo! ¡Aquél es! ¡Mirad que blanco está!”. Porque yo, de estar tanto tiempo bajo tierra, no era rojo, sino blanco, ¿sabe usted?. De estar tanto tiempo bajo tierra, no era rojo sino blanco,…”Otras historias como la de la cárcel de La Vecilla, abandonada, pero con seres humanos que devuelven sus secretos, o, la historia de La dama de Arintero, que metida a la milicia en tiempos aún más pasados fue descubierta como mujer cuando en una pelea guerrera “se le rompió la camisa y se le salió una teta”.Sabrá de gentes insobornables, que nunca en sus casi cien años han salido de entre aquellas montañas, que no ven la televisión, y que raramente, con años de por medio, han visto a alguna persona que se adentró hasta lugares tan recónditos.Gentes que viven de lo que producen y que no parecen esperar nada de fuera.El viaje, hecho en seis días de andadura, lleva al autor en su última jornada, que es también la última del verano, a la “fiesta del pastor” en un prado entre montañas.Reedición merecida de un viaje escrito con la memoria al alcance de la mano, contado de manera tan sencilla y bella, que junto a su gran calidad humana serán la mejor invitación a reconocernos fuera del sumidero urbano.      Ramón Pedregal Casanova.