Presentación libro: Salvad España.Salvad la paz

Posted by andres on Mar, 06/05/2012 - 13:00

Memoriales de la Guerra Civil Española
en el Reino Unido e Irlanda

En el Ateneo de Madrid, el viernes 8 de junio de 2012, a las 19:30

Presentan:

Pilar Salas. Universidad de La Rioja. Responsable de la presente edición.

Mirta Nuñez. Universidad Complutense de Madrid. Autora de la Introducción

Vicente González. Vicepresidente de la AABI

Ángel Sabroso. Agrupación Ateneísta Juan Negrín

salvad españa

"Salvad España, Salvad la Paz" fue la consigna que, en 1936, alentó a miles de ciudadanos de medio centenar de países que vinieron dispuestos a dar su vida por la libertad, la democracia y la paz.

En el libro se reseñan las decenas de memoriales que se han ido levantando en el Reino Unido e Irlanda para recordar la generosidad de estos hombres y mujeres, “almas sin fronteras” cargadas de ideales. Pero junto a la historia de cada memorial se recogen las pequeñas historias de esos héroes, la mayoría desconocidos, que dieron lugar a su construcción. Ponemos al final un ejemplo de estos relatos que rescatan, de las penumbras del pasado, un mundo de pasiones y valores.

La versión española de “Salvad España, Salvad la Paz" ha corrido a cargo de la Editorial Siníndice y ha sido coordinada por María Pilar Salas Franco, profesora de la Universidad de La Rioja. Además de los espléndidos anexos de la obra, esta profesora encargó a los profesores Ernesto Muro y Mirta Núñez los trabajos preliminares que abren la versión española; con ellos se contextualiza y se enriquece este conjunto de relatos al servicio de la mejor de las causas: recuperar las luchas de nuestros antepasados por la justicia como motor para proseguir su ejemplo en el presente. Sin justicia y sin libertad, no podrá haber Paz. Y por todo ello lucharon aquellos miles de británicos y ciudadanos de todo el mundo.

La historia de un minero galés de Penigroes: George Fretwell

Viernes, en el comienzo de la guerra española. Día de cobro en la cantera de pizarra del pueblo de Penygroes, al norte de Gales. Un hombre subasta un gorro y un pañuelo de miliciano con la finalidad de recaudar fondos para enviar ambulancias a España. Los trabajadores abren el sobre en el que han recibido su salario y entregan la calderilla. Para sorpresa del subastador, a sus manos llegan también dos sobres que no han sido abiertos y que contienen la paga íntegra. El gesto le conmueve y le preocupa al mismo tiempo, ya que sabe muy bien que el jornal de estos hombres es miserable.

Este episodio resulta llamativo en una zona que se distinguía más por su apoyo a la tradición liberal de Lloyd George que por su cercanía a la ideología socialista. Quien estaba al frente de esta subasta era Douglas Hyde, un antifascista que había recorrido los pueblos y ciudades del centro y norte de Gales con el objetivo de reunir dinero para dichas ambulancias. Cuando llegó a Penygroes le aconsejaron que acudiera a la cantera y anunciara la colecta, así como la proyección del documental Defensa de Madrid, de Ivor Montagu, esa misma tarde en el salón municipal.

Su visita propició que un joven desempleado del pueblo, George Fretwell, decidiera partir hacia España. Fretwell ocultó a su familia a dónde se dirigía; tan solo encargó a su hermano que cuidara de su bicicleta y desapareció. Escribió a su casa desde París y más tarde desde la plaza de la Farga en España. Fue lo último que se supo de él en el pueblo.

George era un entusiasta miembro del [Ejército] Territorial, con el rango de sargento. Tenía dos hermanos y una hermana. Su padre había sufrido la amputación de las dos piernas en la I Guerra Mundial, y su madre tuvo que enfrentarse a la dura tarea de sacar adelante a sus cuatro hijos con una exigua pensión del ejército.

El 12 de febrero de 1937, dos meses después de su partida, Fretwell murió en la sangrienta batalla por el puente de Arganda, en el valle del Jarama, una posición clave para impedir que las fuerzas de Franco cortaran la carretera entre Madrid y Valencia. Entró en combate a las siete de la mañana junto con otros seiscientos soldados del Batallón Británico; doce horas más tarde, apenas ciento cincuenta hombres respondieron cuando se pasó lista.

George, de 26 años de edad, fue enterrado al día siguiente con otros treinta brigadistas en un campo de olivos. Bill Rust en su libro Britons in Spain cuenta cómo los voluntarios, escasamente equipados, y la mayoria encarando su bautismo de fuego en esta batalla consiguieron que Madrid quedara a salvo durante dos años más:

... sostuvieron firmemente sus posiciones hora tras hora, bajo un sol abrasador, mientras la muerte planeaba sobre sus cabezas. Retirarse, huir, habría sido fácil. Pero estos hombres habían dejado sus casas para combatir el fascismo y la orden del día era resistir a toda costa. Ellos resistieron y ayudaron así a contener al enemigo. Durante los días 12, 13 Y 14 de febrero las fuerzas republicanas del sector de Morata-Arganda soportaron los ataques más intensos de la Batalla del Jarama y consiguieron detener el avance fascista.

No fue hasta el año siguiente, 1938, que se le dijo a su familia que George había desaparecido y se creía muerto. En 1970 el veterano brigadista internacional Glyn Evans, que había estado con George en España, le comunicó a la familia cómo y donde había muerto. Al año siguiente, después de publicarse un artículo de periódico sobre George, otro veterano, George Magee de Cheshire, visitó a la familia y les dijo que había estado en el entierro.

Cuando la noticia de su muerte llegó a Penygroes en 1938, las opiniones de sus vecinos se dividieron: unos lo veían como un héroe y se enorgullecían de que hubiera dejado su pequeña comunidad y muerto por España; otros, conmocionados por su muerte, quedaron resentidos porque se hubiera truncado una vida joven. Ha tenido que pasar mucho tiempo para que la herida sanara. Lo que volvió a unir a aquella pequeña comunidad fue la decisión de lanzar una campaña para recaudar dinero para un monumento. La idea fue lanzada por los amigos que habían crecido con George y se discutió durante años. Finalmente, el Comité pro-Memorial del Ayuntamiento recogió una suma de £ 207 y decidió dedicar una placa de pizarra y un reloj de la pizarra pueden comprar. El 7 de enero de 1991, en un acto al que asistieron más de cincuenta personas, incluyendo a su hermano Dafydd, la placa fue presentada en el Salón Memorial.